Existe en la actualidad, en distintos círculos lúdicos especializados, una desesperada búsqueda constante de mecanismos que permitan evaluar los niveles de calidad de un juego en particular, pero no hay un acuerdo o consenso en relación con la definición de esa calidad, lo cual dicho sea de paso me parece una tarea bastante difícil de lograr, principalmente porque nadie de la industria se ha encargado de definir con anterioridad esos criterios, con lo cual, entra en funcionamiento los sentimientos, filias y fobias, y por tanto, la subjetividad. Si el objetivo final es elevar o aumentar la calidad de los juegos que se diseñan y se venden, sin saber con claridad ni cómo evaluar que define esa calidad, se antoja un poco complicado.
Veo como, año tras año, aparecen decenas de premios y concursos que intentan destacar y elevar a lo alto de la pirámide lúdica a algunos juegos: los mejores del año, según ellos. Y pasa lo de siempre, que luego, nadie está contento ni comulga con el resultado final, y esto ocurre sencillamente porque cada uno “piensa de manera diferente” que es la calidad en un juego. Si queremos evaluar la calidad de los componentes, esto sería relativamente sencillo, podríamos evaluar la calidad de la madera, el grosor del cartón, la excelencia de cada ilustración, etc. Desde el punto de vista psicólogico, también veo relativamente sencillo evaluar si un juego es apto para un rango de edades o no, porque alguien se ha molestado en definir una pautas para evaluarlo. ¿Pero cómo evaluamos en su globalidad si un juego tiene calidad?
Este hecho explica que, en vista de la falta de acuerdo, claro y conciso, en torno a lo que se entiende por calidad, estas personas con cierta entidad (autores, editores, jugadores especializados, etc.) han adoptado una visión pragmática según la cual la calidad es definida en función de una serie de criterios e indicadores que reflejan la opinión de los distintos grupos de interés (normalmente el marco se limita a los que ellos pertenecen) dentro y fuera de la industria o el mercado.
El tomar en cuenta estos criterios, en muchas ocasiones subjetivos, puede ofrecer una solución práctica a un problema filosófico complejo, pero no resuelve el problema de base, y es que estos criterios casi nunca coinciden en distintos grupos, y por tanto no se pueden comparar, y por tanto evaluar, los resultados de dos evaluaciones diferentes. Si todos utilizaran el mismo criterio se facilitaría obtener una visión globalizante de la calidad y permitiría que cada juego pudiera ser evaluado de manera idiosincrática, si ningún género de duda, y sin claroscuros. Pero claro, ¿quién se atreve a definir estos criterios? En los procesos de evaluación de la calidad es necesario que los objetivos perseguidos sean claramente explicitados, sin ningún tipo de ambigüedad, por los actores interesados, y hay que elaborar un inventario de características deseables para determinar la calidad o no calidad de un juego. Posteriormente, hay que reflejar estos objetivos en indicadores pertinentes y observables para facilitar una recolección de datos válidos y confiables, con los que se pueda trabajar matemática y estadísticamente. Y una vez se tenga claro todo esto, entonces se puede jugar a dar premios.
Me ha gustado mucho el mini-artículo. Tienes mucha razón en lo que dices: nadie está de acuerdo con nadie. Pero yo creo que los premios no son para decir: Este es el mejor juego del año, y punto; sino, y es mi opinión, para decir: Ya nos conocéis, sabéis si soléis coincidir con nuestra particular visión a la hora de escoger juegos. Estos son los que nos han parecido mejores este año. Espero que a vosotros también os parezcan buenos juegos.
El inmenso número de concursos para mi es bueno, ya que permite ver las distintas opiniones de todo el mundo, y coincidir con la que mejor te venga, teniendolos para el año siguiente como un referente hacia tu interés.
Pero entonces hablamos de otra cosa. Hablamos de gustos parecidos o similitudes, no de calidad.
Yo creo que la calidad de un juego, no se puede medir más allá de sus componentes y materiales de fabricación.
Se puede medir la «calidad» de las mecánicas que lo componen¿? se puede medir la calidad de como estas se complementan y engranan, para hacer diferente el juego en cuestión¿?
Ahí es donde debería radicar las bases de algunos premios…
¿Y si un juego tiene una mecánica que funciona como un reloj suizo, además es original, novedosa e inteligente, pero resulta que el juego es feo de narices y sus componentes de todo100? ¿Tiene ese juego calidad? Ahí es a lo que me refiero con unos criterios que sirvan para evaluar en su globalidad la calidad de un juego. Yo creo que hay que evaluar todo, sin distinción.
Y si se evaluaran por separado y no como un todo?? Quizá así fuera más facil hacer una evaluación objetiva?
He leído varios artículos de Wrk y cada vez me encuentro más familiarizado de su modo de pensar, incluso cuando se mosquea por algo. Son mis favoritos por que no falla una.
Yo por ejemplo, mido la calidad de un prototipo en base al margen de edades a las que va dirigido. Tomo en cuenta el aspecto de salida (aspecto diseño) y la simpleza para poder explorarlo a fondo con toda clase de personas en la mayoría de situaciones, evitando así el conocido “Ufff. Ahora no me apetece”.
¿Cuál seria un buen criterio de calidad para valorar cuando un juego es bueno? Cuando el juego no este en compra venta, o no se pare de hablar de el.
Yo aun no he parado de oír Colonos de Catan, Puerto Rico, Carcassonne ó 7 Wonder`s.
Sin haberlos probado ya les doy un premio por cansinos en el buen sentido de la palabra XD
Se me antoja comentar algo más. Call of duty Modern Warfare es el Shooter por excelencia hasta la fecha y esto se ha reflejado en su precio que no ha bajado en los años que lleva la marca en el mercado.
La primera parte se redujo 4€ ante su predecesor, la segunda parte. Ahora que sale la nueva entrega “MW3” supongo no bajaran de precio ninguno ya que MW2 es el Shooter mas vendido de la historia con casi 2 millones de copias vendidas la primera semana gracias a los sistemas de reserva previa.
A mi personalmente me gustan mas los S.T.A.L.K.E.R. No ver un producto en rebajas también simboliza buena calidad por que se paga lo que se piden por el mismo gracias a su calidad constatada.
Hay un fallo de planteamiento. Para definir lo que estamos valorando debemos definir antes las dimensiones en las que trabajamos. En este caso lo más obvio es cuando valoramos undimensionalmente, por ejemplo bajo nuestro criterio: «Esto me gusta, por tanto es de calidad». También sería unidimensional si nos fiamos de la opinión de otro: «Esto le gusta a fulano, por lo tanto es de calidad».
En cuanto abrimos el campo a más puntos de vista más complicado se ve la cosa. Si se pudieran traducir estos parámetros a teoría de conjuntos, la calidad serían aquellos productos que quedan englobados en la intersección de todos los parámetros. Esto hace que a más dimensiones a valorar más difícil sea encontrar productos de calidad. Por tanto es paradójico que al trabajar con más criterio es más improbable que encontremos calidad contrastada.
Por estos mismos principios que acabo de decir, ocurre lo que pasa con todos los premios y concursos. Como los parámetros para la calidad de productos como los juegos, las películas, las comidas, son tan subjetivos, lo normal es reducir esos niveles de medición. Para ello lo que se hace es volver a la unidemsionalidad: Las pelis buenas son las de los Oscars, o las de Sundance o las que me gustan a mi. Allá cada cual. Y los juegos buenos son los que más se venden, o los que edita tal autor o los que me gustan a mi.
Es la vida. La calidad es más fácil medirla mientras más cercano es el producto a algo matemático y más difícil cuando se acerca a lo artístico.
Personalmente opino que es muy complicado tener unos criterios de evaluación objetivos. Igual que no se puede evaluar de forma objetiva si una película es buena, o una canción, o un videojuego. Por eso existen jurados que eligen los premios de concursos de videojuegos, musicales, o de cine. Y seguramente si cambiara el jurado cambiara drasticamente el resultado de los ganadores.