Haggle (reseña)

Hace bastante tiempo jugué a un juego de mesa (o de sociedad) diseñado por el ya fallecido Sid Sackson, que me pareció una genialidad. Hablo de Haggle. Apareció por primera vez en el libro “A Gamut of Games” en 1969 (en España, muchos años más tarde en “Un montón de juegos”); libro sobre juegos que por supuesto recomiendo.

¿Qué tiene este juego para que me parezca tan bueno? Pues se trata de un sencillo juego de negociaciones y de trueque cuya principal particularidad o virtud es que está diseñado para poder ser jugado por un grupo muy numeroso de personas (rondando las cincuenta) en tiempo real y simultáneamente. Y precisamente esa singularidad es lo que lo hace interesante.

Para poder jugarlo, una o varias personas hacen de árbitro. Lo primero que han de hacer es reunir una buena cantidad de objetos, elementos o componentes de juego: pueden servir cartas, fichas de póquer, pirámides de icehouse, botones, meeples, contadores, o cualquier cosa que tengas a mano. Una forma fácil de simplificarlo es utilizar únicamente naipes o cartas (de otro juego, por ejemplo), y jugar con sus valores, colores o palos, o ilustraciones.

Una vez hemos elegido los objetos que usaremos en el juego tenemos que elaborar, de una manera simple, un sistema de puntuación coherente y que no contenga contradicciones, de manera que permita evaluar el valor unívoco de cada uno de estos objetos sin ningún género de duda. Para saber las puntuaciones que tendrán estos objetos debemos redactar en secreto un sistema de puntuación mediante la creación de reglas simples y unitarias, llamadas coloquialmente pistas, que se escriben en distintas cartas (llamadas cartas-regla). Cada una de estas reglas trae o bien un elemento de regla que permite calcular el valor base del lote, o bien un elemento de bonificación que modifica el valor de base del lote bajo ciertas condiciones, sea de las informaciones especiales. Algunas carta-regla de ejemplo: los objetos naranjas tienen un valor base de 4 puntos y valen lo mismo que los rojos y verdes; o, los objetos azules tienen un valor base igual al doble de los amarillos y a la mitad de los naranjas.

Al principio del juego, se distribuye en secreto a cada jugador (recordemos que habrá decenas) los objetos equitativamente y una pista acerca de la puntuación (cartas-regla). Es recomendable tomar ciertas medidas para garantizar que las manos iniciales de objetos sean similares en valor para así que no haya jugadores que partan con ventaja, aunque va a haber tantos trueques que al final eso se disipa.

La partida comienza. Los jugadores tienen entonces total libertad. Para alcanzar la mayor puntuación, pueden hablar entre ellos cuantas veces quieran, negociar e intercambiar informaciones, de las cartas-reglas o de los objetos propiamente dichos. El objetivo es relativamente sencillo: hay que acumular en nuestro poder una colección de objetos que nos proporcione la mayor puntuación posible.

Transcurrido un cierto tiempo, normalmente entre 20 minutos y 1 hora, cada jugador debe entregar un lote de objetos, no compuesto necesariamente por la totalidad o conjunto de los objetos en su posesión. Los organizadores (árbitros) puntúan entonces los puntos de cada lote gracias al sistema de puntuación descrito y anuncian al vencedor.

Para un correcto funcionamiento del juego es necesario que cada regla sea dada en por lo menos dos cartas para prohibir de esta manera el monopolio de información y la retención completa de una información en concreto. Sin embargo, en este juego la mentira no está prohibida. Así que también el factor psicológico o deductivo entra en juego. Aprovéchate de él.

Los juegos de Sid Sackson siempre tienen un aura que los hacen ser diferentes. Suelen ser simples en cuanto reglas, pero con el intríngulis necesario como para prestarles la suficiente atención. Son pequeños experimentos lúdicos, elegantes y robustos. En la próxima convención o jornada a la que vayas propón a los asistentes una partida de Haggle, para comprobar sus dotes de negociación. Después prueba con tus amigos los otros juegos de Sid, por ejemplo los que puedes encontrar en “Un Montón de Juegos”; ¡no os defraudarán!

Este artículo apareció en la revista Token nº 9.

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2 thoughts on “Haggle (reseña)

  1. Interesantísimo. Entre unos amigos hace ya tiempo montamos un pseudo-rol en vivo para no jugones, con unos objetivos concretos y con una ambientación relacionada con personajes históricos, en el que necesitaban intercambiar información y objetos y fue todo un éxito. Supongo que hay que encontrar el lugar ideal para realizarlo, ya que la gente y su forma de participar darán la salsa que puede extraerse de tan buena idea.

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