Pues como en mi casa somos así de raritos, mi hija de 6 años sólo ha jugado a juegos de mesa de los que le he ido comprando o de los míos. He intentado varias veces enseñarle a jugar a algo con baraja española o al dominó, al ajedrez, al uno,etc pero siempre ha sido un fiasco porque prefiere jugar a sus juegos y, tras una partida a lo que le esté enseñando, me dice que pasa de echar otra. Por descontado, jamás me propone volver a jugar a los tradicionales.
Bueno, la cuestión es que hace unos días estábamos de vacaciones en un hotel y habían actividades de entretenimiento para niños, entre las que figuraba "Juegos de mesa". Y la tía se emociona al verlo y se apunta. Era un hotel donde un gran número de clientes son alemanes y pensé que igual tenían juegos de Haba o similares.
Total, que le sacan un parchís y la niña viene corriendo y me dice, toda emocionada, que es un juego que nunca ha jugado (cierto) y que lo tenemos en casa. Además, a sus amigos del hotel les encanta y quiere probarlo. Se mete en la partida y yo la observo desde la lejanía. ¿Le gustará?¿Es la compañía más importante para ella que el juego en sí? Parece divertirse.
De repente, al cuarto de hora viene y me dice que no quiere jugar, que es el juego más aburrido que ha visto en su vida, que solo hay que tirar el dado y mover, que no hay que pensar y que todo lo que hagas depende sólo de la suerte al lanzar el dado. Que si ha de jugar a algo aburrido y parecido prefiere la oca que, al menos, es rápida. Me quedé perplejo por sus deducciones pero tenía mucha razón.
Al nada vinieron sus compañeros de partida a buscarla para que terminara y se negó en redondo. Le metí la bronca porque las partdas no se dejan a medias a no ser que todos esteis conformes. Entonces ella respondió que si sus compàñeros vieran sus juegos tampoco querrían jugar a ese bodrio. A estas, los amigos, que escucharon la conversación, se quedaron intrigados por los juegos esos distntos y tras una charla sobre el tema decidieron dejar el parchís y jugar al Pyramid que me había llevado.
Exito total, alucinaban con el juego y ninguno quiso ir más a los talleres del hotel. A todas horas venía alguno queriendo echar una partidita a la momia. He jugado más de 30 partidas en tres días pero ellos no parecían cansarse. Por descontado todos querían saber en qué centro comercial la había comprado.